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viernes, febrero 13, 2009

una Buena Noticia, un relato que vale la pena leer...

El equivalente a un Premio Nobel de Ecología. El verdadero nombre de la recompensa es Premio Ambiental Goldman. Este año lo ganó Jesús León Santos, de 42 años, un campesino indígena que lleva realizando
en los últimos 25 años un excepcional trabajo de reforestación en Oaxaca, México.
Hasta ahora ha sido otorgado a defensores del medioambiente de 72 países. En 1991, lo ganó la africana Wangari Maathai (una de nuestras ídolas), quien luego obtuvo el Premio Nobel de la paz en 2004.
El relato:
Jesús León Santos, cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la "tierra del sol". Aquello parecía un panorama lunar: campos yermos y polvorientos, desprovistos de arboleda. Había que recorrer grandes distancias en busca de agua y de leña. Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de semejantes páramos y de esa vida tan dura.
Con otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos. Recurriendo a unas técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas con la ayuda del tequio, el trabajo comunitario no remunerado.
La cría intensiva de cabras, el sobrepastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia deterioraron la zona. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los imponentes templos dominicos contribuyeron definitivamente a la desertificación.
A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.
Todo eso favoreció la recarga del acuífero. Luego, en un esfuerzo titánico, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua.
Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria. Desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región.
Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta esta restaurada. Ha vuelto a reverdecer. Han surgido manantiales con más agua. Hay árboles y alimentos. Y la gente ya no emigra.
Actualmente, Jesús León y sus amigos luchan contra los transgénicos, y siembran unos 200.000 árboles anuales.
Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación. Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo, la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.
El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas.
En un mundo donde las noticias, con frecuencia, son negativas y deprimentes, esta historia ejemplar ha pasado desapercibida. Pero no por nosotros.

2 comentarios:

Dr. Spankenstein dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dr. Spankenstein dijo...

Si buena noticia. Hola respira hay les va un artículo de opinión de Thomas Friedman también bueno, del International Herald tribune titulado "Yes, they could. So they did." http://www.iht.com/articles/2009/02/15/opinion/edfriedman.php


Chido, saludots